Setsetal y Artsetal, la acción artística transformadora

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El conflicto, cuando incorpora análisis y propuestas a la acción de la protesta, es un generador de profundas transformaciones del espacio, una catarsis que cambia el rumbo del desarrollo de un lugar, al luchar contra una situación política o social establecida [1]. Igualmente, la cultura y las artes son una poderosa herramienta que la población de un determinado lugar puede emplear para provocar cambios en el carácter (que no la imagen) del mismo, cuando evita caer en el simple artwashing [2].

En un cruce de caminos entre estas dos acciones de transformación, hoy voy a hablaros del movimiento Set/Seta l[3] de Senegal, desarrollado durante los años 80 (parte 1), para después continuar con un guiño al mismo a través de un proyecto contemporáneo, Art/Setal, del colectivo MAKE (parte 2).

Set/Setal significa en wolof “Limpio/Limpiar”, una redundancia en la que se lee la firmeza de una determinación. Por este concepto doble se conoce a todo un movimiento social, urbano, y artístico, surgido y desarrollado en la ciudad de Dakar, con implicaciones profundas en la cultura contemporánea senegalesa. El movimiento nació como una rebeldía, fruto del hastío y hartazgo de la juventud senegalesa respecto al desarrollo de la política local y nacional.

Este doble significado tiene también una doble vertiente: la física y la moral: Set/Setal surge como una oposición enérgica a la suciedad, contaminación y degradación territorial, así como a la corrupta moral política, incapaz de resolver las problemáticas reales de la población y las frustraciones de su comunidad más joven. “Dakar se había quedado en un estado repulsivo debido a la deserción del Estado del sector de servicios públicos y la incapacidad de las autoridades municipales para asumir el control”.

En palabras del investigador Mamadou Diouf, “El primer análisis de este movimiento se refiere de manera bastante explícita a esta combinación de motivaciones: ‘Febrero de 1988 a abril de 1989. Los jóvenes senegaleses irrumpieron a toda velocidad en la escena política. Nadie los esperaba, pero a nadie le preocupa en particular. El miedo al futuro se expresa en una furia formidable y destructiva. Entre dos lanzamientos de piedras, un estudiante de diecisiete años grita: «¡Vamos a romper todo para reconstruirlo mejor!»’”.

Uno de los principales problemas de la urbe era la gestión de residuos, especialmente, en las áreas más afectadas por la inequidad [4]. Set/Setal se forja así en la periferia y suburbios, donde los equipamientos para la limpieza e higiene pública, recogida de la basura y canalización de aguas sucias, eran inexistentes. Tras esta catarsis de decepción política, jóvenes, desempleados y población marginada toman las riendas de esta labor, la limpieza de la ciudad, como un ejercicio de responsabilidad social y reivindicativa, comenzando un nuevo paradigma en Senegal [5].

A esta catarsis contribuyeron una serie de condicionantes sociopolíticos, más allá de la desidia gubernamental y la degradación paulatina de la urbe: el éxodo rural de la población más joven hacia Dakar, huyendo de las crisis agrícolas y la sequía, el desempleo, las movilizaciones estudiantiles del año escolar perdido (1987-1988)… y, ampliando el marco histórico, según Mamadou Diouf: la transición del Senegal poscolonial y, Dakar, la ciudad senegalesa más grande, como representación del sitio del poder.

Todos estos factores van perfilando una ruptura con lo establecido, fruto de la desesperación, focalizada en la ciudad de Dakar como símbolo; una ruptura generadora de cambio y de una nueva identidad nacida de ello, como un ejercicio de reconfiguración histórica.

Set. Des murs qui parlent. p. 65

Se puede afirmar de manera rotunda que Set/Setal fue un movimiento urbano, por lo que las problemáticas y la cultura de la ciudad son base de las temáticas expresadas, del mismo modo que la ciudad actúa como escenografía de esta explosión artística y de redefinición espacial. Redefinición que alteró totalmente los hábitos de la sociabilidad en el espacio público.

De hecho, podría calificarse como una acción vecinal. En palabras de Diouf: “Set / Setal es tanto un movimiento juvenil como un movimiento local (a diferencia de un movimiento nacional o incluso de partidos y secciones urbanas de partidos). Se centra en el vecindario, el “rincón” (le coin) de los habitantes Wolof. […] Sin duda, implica mejorar la calidad de vida en las barriadas, eliminando basura y suciedad. Pero también implica embellecer lugares, a veces nombrarlos, a menudo marcarlos con monumentos que atestiguan los momentos o figuras de la historia local, o reivindicar recuerdos privados de familias y asociaciones juveniles”.

De este modo, entre 1988-89,  surge toda una multiplicidad de creaciones artísticas, hijas del imaginario colectivo que se enfrenta al establishment, de la identidad que cuestiona la Historia, y de una conciencia urbana que proyecta la ciudad soñada por sus pobladores. Todo ello se expresa musical y visualmente, desde los suburbios dakarianos, irradiando hacia el resto de ciudades senegalesas.

La ciudad se limpia, y sus paredes se transforman con pinturas murales cargadas de una nueva iconografía. Los parques, que se habían convertido en auténticos pozos de orín y excrementos, con oscuros rincones de delincuencia y prostitución, se rehabilitan y decoran. Aparecen esculturas espontáneas, realizadas con materiales encontrados [6]. Por primera vez en la historia, se escribe el wolof en género narrativo a través del cómic [7]. Las calles se renombran homenajeando a figuras locales. Surge un nuevo género musical que ensalza la ciudad, su cultura y sus habitantes.

Las temáticas que se hilvanan entre todas estas expresiones artísticas están cargadas de referencias juveniles, moralejas y enseñanzas, destellos de la cultura urbana, y reclamación de la visibilización wolof. Así, los hábitos de higiene, figuras deportivas, políticas o religiosas, la cartelería y señalética, o la cultura fastfood, conviven en esta nueva escenografía urbana con banda sonora, sin olvidar su valor artístico per se. “Ignorar la dimensión artística de estas obras implicaría un reduccionismo con respecto a sus significados”.

Porque en Set/Setal no pueden disociarse el rasgo social del artístico, ni, por ello, extrapolarse del momento histórico en el que se desarrolló. “Como representaciones, estos murales son momentos productivos en la construcción de una nueva memoria histórica”, por ello, su estela aún es visible, a pesar de no haber continuado hasta la actualidad.

Set. Des murs qui parlent. p.65

Tal efervescencia y furor transformador respondían a un malestar y una necesidad de restauración identitaria, de manera espontánea, enérgica, arrolladora, difícilmente sostenible en el tiempo al mismo nivel que en su origen. A pesar de ello, aún son visibles sus murales por las calles de Dakar, y su impronta está presente en los pobladores y artistas de la urbe, de nuevo, tanto en el plano artístico como en el social.

El festival Festigraff, por ejemplo, conocido como “el festival de graffiti más antiguo de África”, no existiría, o al menos, no lo haría en los términos en que se expresa, sin los acontecimientos de los años 80 [8]. Según Docta, uno de los pioneros del Graffiti en Senegal [9],  en una entrevista de la agencia EFE en 2019 [10], su objetivo (del festival) era “permitir a los graffiteros tener una plataforma de expresión, intercambiar experiencias y acercar el arte del graffiti a la población, pero también, que la gente sepa que el graffiti puede servir para sensibilizar en cuestiones de salud, educación, desarrollo ciudadano. […] Los grafitis embellecen y conciencian”.

Del mismo modo, numerosas llamadas vecinales a las labores de limpieza colectiva son desarrolladas contínuamente bajo el nombre de Set/Setal, enredadas entre el graffiti y hiphop de los jóvenes y adolescentes, y bajo la atenta mirada de los niños que recorren la ciudad.

De un modo o de otro, el espíritu del movimiento pervive hoy, y se hace visible, en las calles de Dakar y en el resto de Senegal, demostrando que cultura y artes, cuando nacen de las entrañas y no de la superficie, son una herramienta de transformación real.

(En el próximo artículo comenzaremos por aquí, hablando de arte urbano contemporáneo en Dakar)


[1] Hemos tratado este tema en diversas ocasiones en Arquitasa; especialmente, se recomienda la lectura de los textos de Sabrina Gaudino.

[2] Lectura relacionada de la autora: “Pobres pero coloridos”, para Fundación Arquia.

[3] Esta redacción se basa en las ideas de Mamadou Diouf de la Universidad de Michigan, expuestas en un certero análisis en el artículo de 2005 “Wall Paintings and the Writing of History: Set/Setal in Dakar”, publicado en el GEFAME (Journal of African Studies), Volumen 2, número 1; ideas vigentes hoy en día. Todas las citas entrecomilladas en este artículo, a no ser que se especifique otra cosa, pertenecen a dicho artículo del autor.

[4] Esta es una problemática común asociada al crecimiento de barriadas informales, siempre al margen de los servicios urbanos, lo que obliga a sus pobladores a vivir en un hábitat insalubre y dañino, al tiempo que les empuja a desarrollar sus propias instalaciones urbanas en la medida de las posibilidades.

[5] Aunque, según Diouf, existe un antecedente histórico a esta acción colectiva de limpieza: “Su genealogía se remonta al nacionalismo y al voluntarismo que marcó la primera década del Senegal poscolonial. La acción emprendida bajo estas dos rúbricas se consideró una cuestión de ‘inversión humana’”.

[6] Para consultar un archivo fotográfico de estas expresiones visuales, se recomienda el libro ”Set: des murs qui parlent “, o el (casi homónimo) documental de 1992, “Set Setal: les murs qui parlent”, disponible en el portal de la UNESCO, y coproducido por este mismo organismo.

[7] Los cómics publicados en esta época son: “Boy Dakar”, de Ibou Fal y Aziz Bâ, y “Ass et Oussou”, de Omar Diakité. Respecto a este tema, se recomienda leer el artículo “Dakar Wolof and the configuration of an urban identity”, de Fiona McLaughlin del Departamento de Lingüística de la Universidad de Kansas, publicado en el Journal of African Cultural Studies, Volumen 14, número 2, en diciembre de 2001.

[8] Se recomienda la lectura del artículo “Du Set Setal au Festigraff : l’évolution murale de la ville de Dakar”, de Christine Leduc-Gueye, publicado en Cahiers de Narratologie, Analyse et théorie narratives, número 30, en 2016.

[9] Docta: “le graff conscient”; para saber más sobre él, se recomienda este reportaje de 2013 en Jeune Afrique.