La sociedad ha cambiado mucho y muy rápidamente. Ya inmersos en el siglo 21 los problemas de los ciudadanos son muy diferentes a los que tenían unas décadas atrás, como son muy diferentes las formas de relacionarse, las maneras de abordar las posibles soluciones y las soluciones propiamente dichas.
Como muchos otros campos profesionales, en el ámbito de la arquitectura, el urbanismo, y de la ordenación del territorio, los cambios han sido muy importantes, siendo muy diferentes las necesidades actuales de los ciudadanos. Por un lado, la demografía, que en nuestro entorno se está desarrollando con crecimientos negativos y por otro lado, la revolución tecnológica que ha creado una nueva “capa digital” superpuesta en las ciudades tradicionales, además de otros factores, ha hecho que no sea necesario seguir “creciendo”, incluso empezando a ser aconsejable, un cierto “decrecimiento” hace que el “diseño urbano” deba ser planteado con criterios totalmente diferentes.
Así mismo las edificaciones, que tampoco han evolucionado conceptualmente en los últimos cincuenta años, han de ser mucho más flexibles, como flexible y abierto debe ser su forma de ser usadas e incluso, “poseídas”.
Hasta hace muy poco tiempo los arquitectos, trabajaban de forma muy parecida, limitándose a recibir unos encargos de los clientes, públicos o privados, cuando casi todo estaba decidido. No era frecuente que los arquitectos analizaran desde el principio que problemas o necesidades debían resolver, en qué lugar deberían resolverse y de que manera. Cuando los arquitectos recibían un encargo, normalmente, ya estaba elegido el solar, la forma de acometer la iniciativa, etc… debiéndose limitar a racionalizar lo que otros habían decidido y a veces, ni siquiera esto último.
Con la gran crisis global, de la que todavía no hemos salido, los encargos, prácticamente desaparecieron y los pocos que se hacían, seguían siendo con unos criterios totalmente desfasados, que no resolvían las actuales necesidades.
Entendemos que en esta nueva situación debe ser muy importante el papel que pueden desempeñar los arquitectos. Pero ahora, los arquitectos, por su capacidad de análisis, por su creatividad, por su formación, etc… deben estar en “el inicio de los procesos” y actuar sobre lo existente, tanto en el campo edificatorio, como en el urbanos, con criterios de responsabilidad, tanto social, como económica, como medio ambiental, como cultural.
Creemos que los arquitectos deben acabar con su tradicional aislamiento y trabajar de forma coordinada con los profesionales de otras disciplinas complementarias y en permanente contacto con los ciudadanos.
En FUCTURA, cooperativa de arquitectos, creemos firmemente en todo lo anterior, es decir, en redes de arquitectos interactuando entre ellos, interactuando con otros profesionales e interactuando con los ciudadanos. Creemos en que nosotros debemos “iniciar los procesos”, coordinarlos de principio a fin, analizarlos, diagnosticarlos y realizar propuestas para solucionarlos y por supuesto, coordinar y dirigir la ejecución de esas soluciones.
En FUCTURA y en ARQUITASA, sociedad participada, creemos que el “valor” de las edificaciones y de las ciudades, aumentará considerablemente cuando tanto unas como otras sean concebidas y ejecutadas con mayor responsabilidad, que sean útiles a sus usuarios y que contribuyan a su bienestar. Para todo ello, es muy importante la participación activa de los arquitectos, conjuntamente con otros profesionales y con los usuarios.
#ArquiSinergias “Redes de Arquitectos Iniciando Procesos”, es un iniciativa conjunta de ARQUITASA y FUCTURA para fomentar la interactuación de estos profesionales, su visibilidad, la puesta en marcha de nuevos métodos de trabajo, de nuevas formas de relacionarse, de nuevas maneras de abordar los procesos edificatorios, urbanos y territoriales para tratar de conseguir unas edificaciones y unas ciudades más racionales, más responsables, más flexibles, más sanas, más justas, más eficientes, más respetuosas con el medio ambiente y sobre todo que resuelvan mejor los problemas de los ciudadanos del siglo 21.
ARQUITASA
La sociedad ha cambiado mucho y muy rápidamente. Ya inmersos en el siglo 21 los problemas de los ciudadanos son muy diferentes a los que tenían unas décadas atrás, como son muy diferentes las formas de relacionarse, las maneras de abordar las posibles soluciones y las soluciones propiamente dichas.
Como muchos otros campos profesionales, en el ámbito de la arquitectura, el urbanismo, y de la ordenación del territorio, los cambios han sido muy importantes, siendo muy diferentes las necesidades actuales de los ciudadanos. Por un lado, la demografía, que en nuestro entorno se está desarrollando con crecimientos negativos y por otro lado, la revolución tecnológica que ha creado una nueva “capa digital” superpuesta en las ciudades tradicionales, además de otros factores, ha hecho que no sea necesario seguir “creciendo”, incluso empezando a ser aconsejable, un cierto “decrecimiento” hace que el “diseño urbano” deba ser planteado con criterios totalmente diferentes.
Así mismo las edificaciones, que tampoco han evolucionado conceptualmente en los últimos cincuenta años, han de ser mucho más flexibles, como flexible y abierto debe ser su forma de ser usadas e incluso, “poseídas”.
Hasta hace muy poco tiempo los arquitectos, trabajaban de forma muy parecida, limitándose a recibir unos encargos de los clientes, públicos o privados, cuando casi todo estaba decidido. No era frecuente que los arquitectos analizaran desde el principio que problemas o necesidades debían resolver, en qué lugar deberían resolverse y de que manera. Cuando los arquitectos recibían un encargo, normalmente, ya estaba elegido el solar, la forma de acometer la iniciativa, etc… debiéndose limitar a racionalizar lo que otros habían decidido y a veces, ni siquiera esto último.
Con la gran crisis global, de la que todavía no hemos salido, los encargos, prácticamente desaparecieron y los pocos que se hacían, seguían siendo con unos criterios totalmente desfasados, que no resolvían las actuales necesidades.
Entendemos que en esta nueva situación debe ser muy importante el papel que pueden desempeñar los arquitectos. Pero ahora, los arquitectos, por su capacidad de análisis, por su creatividad, por su formación, etc… deben estar en “el inicio de los procesos” y actuar sobre lo existente, tanto en el campo edificatorio, como en el urbanos, con criterios de responsabilidad, tanto social, como económica, como medio ambiental, como cultural.
Creemos que los arquitectos deben acabar con su tradicional aislamiento y trabajar de forma coordinada con los profesionales de otras disciplinas complementarias y en permanente contacto con los ciudadanos.
En FUCTURA, cooperativa de arquitectos, creemos firmemente en todo lo anterior, es decir, en redes de arquitectos interactuando entre ellos, interactuando con otros profesionales e interactuando con los ciudadanos. Creemos en que nosotros debemos “iniciar los procesos”, coordinarlos de principio a fin, analizarlos, diagnosticarlos y realizar propuestas para solucionarlos y por supuesto, coordinar y dirigir la ejecución de esas soluciones.
En FUCTURA y en ARQUITASA, sociedad participada, creemos que el “valor” de las edificaciones y de las ciudades, aumentará considerablemente cuando tanto unas como otras sean concebidas y ejecutadas con mayor responsabilidad, que sean útiles a sus usuarios y que contribuyan a su bienestar. Para todo ello, es muy importante la participación activa de los arquitectos, conjuntamente con otros profesionales y con los usuarios.
#ArquiSinergias “Redes de Arquitectos Iniciando Procesos”, es un iniciativa conjunta de ARQUITASA y FUCTURA para fomentar la interactuación de estos profesionales, su visibilidad, la puesta en marcha de nuevos métodos de trabajo, de nuevas formas de relacionarse, de nuevas maneras de abordar los procesos edificatorios, urbanos y territoriales para tratar de conseguir unas edificaciones y unas ciudades más racionales, más responsables, más flexibles, más sanas, más justas, más eficientes, más respetuosas con el medio ambiente y sobre todo que resuelvan mejor los problemas de los ciudadanos del siglo 21.
ARQUITASA