Ahora que parece que el temporal (sanitario) amaina, quizás sea el momento de escribir sobre uno de los primeros arquitectos que se interesó por la arquitectura neumática en España.
La exposición de la que hablo tuvo lugar en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo de Sevilla entre marzo y septiembre del año 2019. Después se trasladó al Museo de Arte contemporáneo de Castilla y León, donde permaneció abierta hasta el 12 de enero de 2020.
El proyecto culmina con el la monografía José Miguel de Prada Poole. La arquitectura perecedera de las pompas de jabón (2019).
El proyecto expositivo de Antonio Cobo ofrecía una completa visión del trabajo de Prada Poole entre 1968 –año de las protestas de mayo en París– y 1973 –cuando tiene lugar la primera crisis del petróleo–, mostrando varias estructuras hinchables, además de gran cantidad de material documental y de trabajo: planos, fotografías, videos, publicaciones y maquetas.
De esta forma la exposición hacía un recorrido por el trabajo de Prada Poole, centrándose en el entusiasmo por la tecnología de sus orígenes, sus propuestas contranaturales de los primeros años setenta, así como su posterior apuesta relacionada con el ahorro de energía y el control microclimático de los años ochenta.
Indice de contenidos
PRIMEROS TRABAJOS: OPTIMISMO TECNOLÓGICO.
El primer apartado de la exposición se ocupa de los primeros trabajos de Prada Poole, entre el año 1968 y el 1972. Estos proyectos tienen mucho que ver con la asistencia, durante sus primeros años de carrera, a los Seminarios del Centro de Cálculo de la ETSAM. Estas influencias, junto a su fascinación por el trabajo de Buckminster Fuller, le llevarán a interesarse por las estructuras prefabricadas, modulares y repetitivas, así como por la investigación con nuevos tipos de materiales.
En 1968, el arquitecto inicia sus investigaciones sobre Estructuras Pneumáticas de Respuesta Variable, influido por la cibernética y las incipientes tecnologías de computación. Desarrolla así las denominadas Smart Structures: una asociación de membranas inflables que funcionan como un rudimentario ordenador analógico, capaz de aprender diferentes series de órdenes y variar sus tensiones estructurales por medio de la presión del aire.
Algunos ejemplos de esta línea de investigación sería el pabellón de cojines hexagonales inflables que presentó a la feria Expoplástica en el año 1969 o la Casa Jonás, que consistía en una estructura celular neumática que permitía que los segmentos de pared se alargaran o acortaran dependiendo de la presión del aire en cada segmento. Otro ejemplo sería las Estructuras neumáticas de tercera generación (1970), otra asociación de membranas de tipo tubular-hexagonal que se autorregulan para tratar minimizar la deformación en todo momento.
ARQUITECTURAS PARA EL ENCUENTRO Y LA REVOLUCIÓN
La segunda parte de la exposición mostraba los proyecto que el arquitecto realizó entre los años 1971 y 1975. Estos proyectos pretendían sacar partido de los sencillos requerimientos constructivos y las posibilidades de sus estructuras inflables para la construcción de arquitecturas temporales. Los proyectos que mejor ejemplifican esta etapa serán la Instant City de Ibiza (1971) y las Cúpulas para los Encuentros de Pamplona (1972), que se realizaron respectivamente para el VII Congreso de la Sociedad Internacional de Diseño Industrial (ICSID) y para un festival de música de vanguardia.
La Instant City de Ibiza fue un proyecto puramente experimental, tanto por el empleo de estructuras neumáticas, como por los usos que proponía y su proceso de construcción, basado en la autoconstrucción y en la creación colectiva. Los estudiantes que asistieron podían construir su propia habitación con ayuda de una pala manual, un rotulador para dibujar,cinta métrica, tijeras y una grapadora. El resultado consistió en una ciudad efímera constituida por una serie de células habitacionales dispuestas de forma flexible, pensada para la vida en comunidad y con gran influencia de los movimientos hippies de la época. Fue construida en dos semanas y desmantelada en dos días.
Los Encuentros de Pamplona fueron una iniciativa privada de la familia Huarte para el apoyo de la creación musical de la época, dando cabida además a nuevas manifestaciones artísticas. La propuesta de Prada Poole consistió en un gigantesco sistema de cúpulas inflables de PVC que se mantenían en pie por medio de un sistema de ventilación. El plástico tamizaba y coloreaba la luz, produciéndose cambios de color, presión y temperatura entre una membrana y otra. Esta experiencia era potenciada además por la fragancia a vainilla que pretendía disimular el olor del plástico.
CRISIS ENERGÉTICA Y CONTROL MICROCLIMÁTICO
Los dos últimos apartados se ocupan de la relación de las estructuras de Prada Pool con el medio ambiente. El proyecto que mejor ilustra este diálogo es el Hielotrón de Sevilla (1974), que estuvo en funcionamiento solo tres años, pero fue premio nacional de arquitectura en 1976. Esta carpa debía mantener una gran diferencia térmica entre el exterior y el interior, en una ciudad tan calurosa como Sevilla. El experimento tuvo tanto éxito que consiguió la pista de hielo con menor consumo energético hasta el momento.
El proyecto expositivo se cierra con otro proyecto en Sevilla: el Pabellón de El Palenque (1988), que Prada Poole realizó para la Exposición Universal de Sevilla de 1992. Este proyecto fue fruto de las investigaciones sobre estructuras maleables que el arquitecto realizó en los años ochenta en el Massachusetts Institute of Technology (MIT). El proyecto consistía en una carpa de 500 metros cuadrados concebida como una membrana que creaba un microclima controlado. Bajo esta membrana, que pretendía ser a la vez un edificio sin fachadas y una plaza a la vez, se disponía una densa vegetación y un sistema de tamización de agua que generaba una nube “cibernética” de agua pulverizada.
CONCLUSIÓN
El trabajo de José Miguel de Prada Poole se ha caracterizado por un afán de futuro, avance e innovación. Antonio Cobo –comisario de la muestra– comenta como en alguna ocasión afirmó que su interés por anticipar el futuro se remonta a su niñez, cuando leía novelas de ciencia ficción. Publicaciones a las que se ha referido más de una vez para hablar sobre su trabajo y que explican su afán de experimentación, que le ha llevado a investigar en cibernética, en arquitecturas temporales y materiales plásticos. Todo ello desde posicionamientos contra-culturales en un momento tan complicado como los últimos años de la dictadura y los primeros años de la transición. Toda una figura a reivindicar.