Muchas veces se habla del 15M (15 de mayo del 2011) como un evento casi anecdótico donde se infantilizaron las protestas.
Se remonta a una década atrás, en contextos que hablan de marginalidad, de una academia de pelo largo, de una pacificación muy punk de las protestas y sobre todo de pasar a la historia como el germen de una opción política de izquierda.
Esta visión algo reduccionista, tal vez peyorativa y simplista que, sobre todo, pretende minimizar el reconocimiento de procesos sociales perfectamente legítimos que, pienso, han supuesto mejoras a nuestra democracia y sociedad en cuanto a su madurez.
Desde lo cronológico, debemos asumir que (salvo barbaries localizadas y con sus debidas tensiones en diversas escalas y proporciones) lo sucedido en la Segunda Guerra Mundial nos causó un verdadero antes y después en la manera de expresar nuestras protestas y en la forma de resolver nuestros problemas, especialmente en el mundo europeo occidental que, claramente, no es todo el mundo.
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Trayectoria del 15M
Acercándonos a los antecedentes concretos del 15M, es imprescindible recordar que todo arranca de manera dramática con la crisis del año 2008, en España. Como recordamos, esta es consecuencia de la gran crisis global financiera que empieza en 2006 en Estados Unidos con la crisis de las hipotecas subprime, las mismas que contagiaron al sistema financiero internacional con una pérdida de liquidez y una cantidad importante de fenómenos que afectaron de manera distinta, dependiendo de las estructuras económicas y las condiciones sociales de cada país.
No obstante, y a lo que en España se refiere, la crisis empieza a afectar a las estructuras políticas y sociales. Además, en nuestro país, tiene un potente impacto el ejemplo y la presión de la revolución ciudadana de Islandia.
Sobre finales del año 2008 se consolida la plataforma Huelga General.net: un espacio que se caracteriza por marcar una distancia apartidista y antisindical. Esto fija un antecedente importante en la evolución de todos los referentes, puesto que es un verdadero germen de organización ciudadana, que adicionalmente integra dos características nóveles: la juventud de sus miembros y el uso de tecnología digital aplicada a la organización.
Ambos elementos marcarán de manera conjunta una nueva senda en las estructuras de protesta contemporáneas, a tenor de las cuales, surgirá la primavera Árabe en 2011.
Muchos de estos simpatizantes, organizados, evolucionan en su participación en protestas (como la de la huelga general de 2010 en contra del sistema de pensiones) y se organizan a través de páginas de Facebook para dar el salto a lo que luego serán diversas plataformas.
Estas plataformas, cada una con reivindicaciones individuales, se aúnan de alguna manera en la marcha juvenil del 30 de marzo que protestaba por el “Plan Bolonia”, y que, junto con las demás iniciativas, tomarán el nombre de Democracia Real Ya, activando inmediatamente una web con un manifiesto de políticas propuestas para España y convocando a una manifestación el 15 de mayo del 2011.
La vivienda en el 15M
En todos estos elementos el problema de la vivienda es latente desde su propia implicación simbólica, puesto que como hemos visto desde las hipotecas subprime el problema arranca con el valor del ladrillo y su utilidad como elemento de plusvalía de cambio.
Alrededor de esto, es posible controlar cuánto podemos profundizar en la comprensión de las explicaciones, unas que podrían ser sintetizadas en minutos y otras, largas y complejas que analizan el problema desde las tendencias norteamericanas que tiene que ver con una búsqueda de acceso de personas en condiciones discriminatorias a la vivienda, tanto como al mercado formal de crédito.
En cualquiera de las explicaciones se puede llegar a elementos claros y comunes. Uno de ellos, la duda de niveles de responsabilidad en las hipotecas subprime:
Los bancos (cajas) hipotecarios conocían (o, al menos, era su obligación saber) si un hipotecado era capaz de pagar, o en su defecto, como en las explicaciones se pone de manifiesto, ser conscientes de que existía un propósito mal habido, al otorgar créditos suicidas, sobrevalorando la tasación de las viviendas y, a sabidas cuentas de que no se podría pagar. Su toxicidad fue cómplice del descalabro general del sistema económico.
¿Qué responsabilidad llevaba el hipotecado si le ofrecían algo que no podía pagar?
¿Eran los hipotecados “ninja” (no income, no job, no assets) quienes cumplieron como “cabezas de turco” de un sistema depredador que solo buscaba el rédito económico?
¿Y, de por medio, qué pasaba con aquellas personas que realmente iban detrás de una vivienda sencilla y digna y el propio sistema y su crisis les arrebató las posibilidades del cumplimiento del artículo 47 de la Constitución?
“Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación.
La comunidad participará en las plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos”.
Artículo 47 de la Constitución Española:
¿Cómo se gestionan las fuerzas y poderes tanto del mercado como de las acciones políticas para lograr que “todos los españoles tengan derecho a una vivienda digna y adecuada”?
Tal vez nos podemos acercar a instancias o acciones que beneficien las condiciones generales del avance de este propósito. Pero, sobre todo, creo que vamos, como sociedad, aprendiendo lo que no se debe hacer y más enfáticamente lo sucedido como un bien de vital necesidad y de ineludible responsabilidad como es la vivienda.
La Plataforma de Afectados por la Hipoteca nace un par de años antes del 15M con una conciencia y objetivos bastante claros que, entre otros, hacían frente a un segmento de población que, estando en una situación dramática, no estaban obteniendo ninguna respuesta por parte de la Administración.
De tal suerte que la PAH abogaba por un alto a la ejecución de los desahucios y una negociación camino de la dación en pago. Ya que, todo esto era consecuencia de una serie de cláusulas contractuales abusivas por parte de las instituciones hipotecarias, que no perseguían otros objetivos más que aumentar beneficios, gracias a que lograban sortear las regulaciones y controles de riesgo que eran naturales de cualquier sistema crediticio.
A todo esto, con un balance del parque de vivienda nada razonable, puesto que, mientras tanto seguía habiendo demanda de vivienda. El resultado era que existían alrededor de tres millones de viviendas vacías, lo que permitía dimensionar el margen de especulación.
El 15 M al apoyar estas reivindicaciones; visibilizarlas como una problemática social y estructurar una masa social crítica, impidió más de 200 desahucios en acciones organizadas posteriores a mayo del año 2011.
Un año más tarde, el gobierno de Mariano Rajoy aprobaba un decreto que ponía en marcha la dación en pago y estrategias previas para aliviar los casos que llegaban a desahucios, y además se instaba a la creación de un organismo tasador público no asociado a la banca.
Muchas de las cartas que se jugaron en la acampada de la Puerta de Sol siguen aún a día de hoy como temas de discusión, como la creación de un parque social de vivienda, la corrupción y la limitación de los rescates bancarios.
No obstante, la gente que logró encontrar una condición de dación en pago y un alquiler social, no se quedó en el desamparo y, sobre todo, la creación de un stock de vivienda para la especulación tuvo un alto determinante que, probablemente, es ahora cuando demanda definiciones para poder contar con instrumentos que equilibren esa diferencia entre la demanda de vivienda social y las viviendas que simplemente son un instrumento de la especulación económica.