Portada: Sao Paulo, Casa de Vidro (1949-1951). Arquivo ILBPMB – Francisco Alburquerque
El 7 de noviembre de 1968, un sonriente Paulo Abreu Sodré, gobernador de São Paulo, cortó la cinta del nuevo Museo de Arte de la ciudad: el MASP. Una monumental caja colgada de dos enormes pórticos de hormigón visto. Era un edificio único en el mundo. Junto a Sodré se encontraban los prebostes de la ciudad, así como unos cuantos próceres locales. Allí también estaba una mujer de 54 años aún más sonriente que todos los demás: Lina Bo Bardi, la artífice del edificio. La arquitecta.
Sí, Lina era feliz. Era la persona más feliz del mundo. Sin embargo, en ese momento de felicidad, no pudo evitar recordar una mañana de septiembre de hacía veinticinco años. Una mañana de septiembre de la Segunda Guerra Mundial.
Aquilina Giuseppina Bo nació en Roma en 1914 en el seno de una familia tan atribulada como acomodada, algo comprensible, pues para que una mujer pudiese estudiar arquitectura en esos años, tenía que pertenecer a una familia de posibles. Tras terminar sus estudios, Lina Bo se trasladó a Milán donde entró a trabajar en el estudio de Gio Ponti. Poco después, y en vista de su éxito en el trabajo con Ponti, Lina decidió abrir su propio despacho en la Via Gesù de la capital lombarda. La placa de la entrada rezaba “Lina Bo. Architetta”.
La aventura en solitario no duró demasiado: en 1940, Mussolini metía a Italia en la Segunda Guerra Mundial y la arquitecta, quien además militaba secretamente en las juventudes socialistas y comunistas, vio como sus encargos desaparecían de la noche a la mañana. En 1943, una vez que los aliados ya han tomado media península italiana, la Alemania nazi decide iniciar la Operación Alarico, con el fin de recuperar Italia. Por esa época, Lina vivía de los ahorros familiares y comenzaría a militar en el Partido Comunista.
Una mañana de septiembre de ese mismo 1943, una escuadra de bombarderos Lancaster de la fuerza aérea británica soltaron varias toneladas de bombas sobre Milán. Los aliados querían tomar el norte de Italia por todos los medios, y esos medios incluían bombardeos a población civil. Entre esa población civil estaba Lina Bo y bajo las bombas caía el edificio en la Via Gesù.
Tras la guerra, Lina se casó con el periodista y crítico Pietro María Bardi y juntos decidieron huir de una Italia destruida. En 1946, tomaron el buque “Almirante Jaceguay” y, tras un periplo transoceánico, desembarcaron en la ciudad de Santos, que a todos los efectos servía como puerto de la ciudad de São.
Al poco de llegar allí, Lina y Pietro compraron un solar en Morumbí, a las afueras de la ciudad. En ese solar, Lina proyectaría la casa de sus vidas: la casa de vidrio. En esa época, Lina ya no era Lina Bo; desafiando a la tradición italiana, seguía conservando su apellido de soltera, pero lo había unido al de Pietro para formar ese nombre saltarín y tropical con el que sería conocida para siempre: Lina Bo Bardi.
Y así sería también su arquitectura desde que puso un pie en Brasil. Saltarina y tropical. En el transcurso de cuatro décadas, Lina Bo Bardi construiría iglesias, museos, centros sociales, teatros y viviendas. También dibujaría peces y platos y diseñaría sillas, como la formidable “Bowl” de 1951, que es un prodigio múltiple y juguetón. Pero, sobre todo, Lina Bo Bardi miraría a la arquitectura moderna como nadie lo había hecho nunca. Quizá por ser europea, quizá por entender que la arquitectura tropical no podía ser como la arquitectura algo hierática de la modernidad internacional, pero Lina entendió enseguida que la mejor arquitectura moderna era la que parecía crecer de donde se había construido.
Hubo una arquitecta que construyó cajas flotantes, lanzas de hormigón cruzadas en mil direcciones y una casa atravesada por la selva.
Y todo eso lo hizo después de que los nazis bombardeasen su estudio.
En #LaBrasaTorrijos de hoy, Lina Bo Bardi y la casa de vidrio.
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— Pedro Torrijos (@Pedro_Torrijos) March 11, 2021
Por eso, el MASP es un edificio eminentemente urbano. Una caja que flota sobre la Avenida Paulista. Un edificio cuyos pórticos eran grises pero que, tras la última rehabilitación, pintaron de rojo en honor a Lina, algo que, posiblemente le habría hecho muy feliz. Y sin embargo, cuando Lina tuvo que acometer la rehabilitación del Solar do Unhao para el Museo de Arte Moderno de Bahía, su aproximación fue mucho más vernácula: troncos de madera libres. Y cuando le pidieron habilitar un viejo edificio industrial para transformarlo en un teatro de vanguardia, Lina hizo un teatro de andamios que parecía extraído de un espectáculo de La Fura Dels Baus: el Teatro Oficina de São Paulo. Y cuando todo el mundo empezaba a poner frontones neorromanos y columnas cursis, cuando la arquitectura de los 80 se volvía hortera, Lina construyó el SESC Pompeia, un centro social y deportivo híbrido y complejo, accesible y futurista. Con pasarelas que se cruzaban en todas direcciones como flechas de hormigón, con salas que amaban el pasado y el porvenir, y con huecos de formas a las que nadie se había asomado nunca. Maravillas que solo podía colocar alguien que entendía el lugar y el material a la perfección.
Por eso, el MASP es un edificio eminentemente urbano. Una caja que flota sobre la Avenida Paulista. Un edificio cuyos pórticos eran grises pero que, tras la última rehabilitación, pintaron de rojo en honor a Lina, algo que, posiblemente le habría hecho muy feliz.
Pero todo había empezado en 1947, cuando Lina y Pietro compraron un solar en Morumbí. Un solar aún no demasiado frondoso, pero que pronto sería una selva.
Lina comenzó el proyecto de la Casa de Vidrio ese mismo 1947 y la inauguraría en 1951. Exactamente el mismo año que la Casa Farnsworth y, sin embargo, tan distinta a la obra de Mies. Porque la Casa de Vidrio no era ni la Farnsworth ni tampoco era la Glass House de Philip Johnson. La Casa de Vidrio no era una casa manifiesto; era la Casa de Lina y Pietro. Una casa levantada sobre el suelo pero atravesada por la selva. Una casa con ventanas y con juguetes, con cortinas y con un televisor. Con vidrios y con vistas. Una casa para colocar los ojos a la altura de las copas de los árboles. Era una casa para vivir.
Lina Bo Bardi murió en marzo de 1992 en São Paulo. Había nacido en Italia pero era brasileña desde 1951. En la actualidad, la Casa de Vidrio es el “Instituto Lina Bo y Pietro María Bardi” y se puede visitar. Lina Bo Bardi murió en marzo de 1992 y fue una de las figuras más importantes de la arquitectura brasileña y, por extensión, latinoamericana. Lina Bo Bardi murió en marzo de 1992 y ha sido este año, este mismo año 2021, cuando la Bienal de Venecia le ha concedido el León de Oro a título póstumo.
Lina Bo Bardi nació en Roma en 1914 y murió en São Paulo en 1992. Fue la primera mujer en ser considerada un “maestro” de la arquitectura moderna. No sería la última.
Pedro Torrijos es autor de #LaBrasaTorrijos, un proyecto de divulgación cultural en Twitter seleccionado para el Pabellón de España en la Bienal de Arquitectura de Venecia de 2021. Con él ha colaborado con Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón, el Instituto de Arquitectura de Euskadi, Espacio Fundación Telefónica, el Museo ICO o La Casa Encendida.
Escribe en ICON Design – El País, Yorokobu, Jot Down y El Economista. Y, también, es cocreador, escritor y presentador del podcast Curiosidad Radical, de Podium Podcast (PRISA Radio).