El pasado 11 de marzo la O.M.S. elevó la situación provocada por el COVID-19 (coronavirus) a pandemia internacional. En nuestro país fue declarado el estado de alarma el día 14 de marzo, unos días después. A partir de ese momento únicamente se nos permitía circular por el espacio público para asistir a personas dependientes y para realizar actividades de primera necesidad: la compra de alimentos o productos farmacéuticos, la asistencia a servicios sanitarios, al puesto de trabajo y a entidades financieras o de seguros. El principal objetivo de este tipo de medidas pretendía mantenernos confinados dentro de casa para poder así “aplanar la curva” de contagios y proteger al sistema de atención médica de un más que probable colapso.
Es interesante analizar como esta situación de aislamiento ha provocado que las calles de nuestras ciudades hayan quedado desiertas y que nuestras relaciones sociales hayan pasado de suceder desde nuestros espacios domésticos y a través de redes sociales o video-conferencias. También es digno de analizar como esta situación está activando espacios como los balcones y terrazas para su uso social o reivindicativo y como los profesionales de la cultura (un sector especialmente castigado por el aislamiento) está reaccionando creando contenidos especialmente diseñados para este periodo de cuarentena.
Indice de contenidos
Ciudad híbrida:
Para entender este fenómenos debemos analizar nuestras ciudades desde un punto de vista que no solo contemple lo urbano como un conjunto de espacios públicos (plazas, calles o parques) y privados (hogares). Hoy en día la vida urbana está igualmente afectada por cada una de las infraestructuras que mantienen nuestro modo de vida: las de movilidad, las de abastecimiento (agua y gas) o las que gestionan nuestros residuos. Tampoco debemos olvidarnos de las tecnologías de información y comunicación (TIC). A este último grupo Juan Freire lo denominó como “piel digital”, entendiendo este grupo de infraestructuras como una capa superpuesta al espacio físico.
Según Juan Freire podemos entender como espacio público “cualquier tipo de entorno, contexto o plataforma que permita la relación abierta y multidireccional entre personas”. Por tanto, desde la popularización de Internet y las redes sociales, debemos dejar de contemplar el espacio público desde un punto de vista meramente físico para pasar a entenderlo como el “espacio de la comunicación”. Esta nueva perspectiva de lo urbano nos permite considerar la web como una nueva forma de ágora, donde -al menos de forma teórica- cualquier persona puede utilizar la tecnología para establecer interacciones sociales y poder expresarse. En esta misma línea de pensamiento encontramos también a Manuel Castells, actual Ministro de Universidades y autor de la trilogía “La era de la información: economía, sociedad y cultura” (1996-2003).
Vida doméstica: relaciones telemáticas, contenidos y cuidados:
El actual estado de alarma nos a obligado a todos a un periodo de aislamiento. Nuestros espacios domésticos de han convertido en los lugares desde donde -por medio de la utilización de nuestros terminales- estamos desarrollando nuestra vida laboral, social y reivindicativa. Por ejemplo, una de las formas más comunes de comunicación que estamos utilizando estos días son las reuniones mediante videoconferencias. Estas tecnologías no solo están facilitando el teletrabajo, sino también se están permitiendo realizar reuniones sociales, e incluso realizar sesiones de gimnasia o yoga.
Clase de fitness y videoconferencia entre amigos.
La sociedad ha reaccionando intensificando su actividad en la web, surgiendo numerosas iniciativas que, utilizando múltiples plataformas, pretenden crear contenidos para entretenernos en nuestros lugares de confinamiento. En lo musical podemos hablar, por ejemplo, de sesiones de Dj en streaming, como la ‘Sesión vermú para una cuarentena tropical’ que hizo Javier Álvarez (Fluzo, Dúo Cobra, Néboa) el pasado 15 de marzo.
También se estás creando festivales de música como ‘Cuarentena Fest’, una iniciativa que reúne un total de 51 artistas y que tendrá lugar hasta el próximo viernes 27 de marzo o ‘Neuroxcape’, una fiesta virtual desarrollada por Neurodungeon que se realizó en Clubcooee, una comunidad de chat 3D al que se accede mediante un avatar.
Cuarentena Fest y Neuroxcape.
Festivales tradicionales, como Vida Festival, están creando también contenidos para hacer el encierro más llevadero. Desde el 19 de marzo están retransmitiendo, bajo el hashtag #VidaAtHome, micro-conciertos y sesiones de Dj de artistas como Enric Montefusco, DJ Maadraassoo, Meritxell Neddermann, The New Raemon o Núria Graham.
Ferran Palau en #VidaAtHome
En lo audiovisual también se está dando algunos ejemplos, como diversas web series que algunos realizadores están ya emitiendo. Un buen ejemplo puede ser ‘Melrose confinados’, que Miguel Bosh (‘Te Quiero, Yo Tampoco’, Mónica y el sexo) a comenzado estos días a emitir y que describe sus experiencias durante el periodo de confinamiento.
También como un “diario de confinamiento” se está comenzando a emitir ‘2021’ una web serie de Ann Perelló y Pau Escribano. En ella nos cuentan como sus yoes del futuro les dan consejos y trucos para sobrevivir encerrados en casa.
Por otro lado cabe destacar también la ingente cantidad de iniciativas que se están dando de forma espontánea en balcones o terrazas y que todos conocemos por medio de nuestras redes sociales. Estas actividades van desde sesiones de bingo a conciertos espontáneos, pasando por sesiones de música improvisada.
Todas estas iniciativas -tanto las que vienen del mundo de la cultura, como las más improvisadas- son de gran importancia para asimilar el aislamiento y para recordarnos que formamos parte de una comunidad, especialmente en un momento en el que no podemos casi tocarnos y en el que -poco a poco- irá haciendo efecto la soledad, el tedio y la incertidumbre laboral. Sobre este último punto es importante destacar como están surgiendo numerosas iniciativas que, utilizando también las redes sociales, pretenden establecer redes de apoyo mutuo para asistir a ancianos y personas vulnerables.
Estas iniciativas tienen gran valor, pues esta crisis sanitaria desencadenará una más que probable crisis económica y que esta no afectará a todos por igual. En este sentido es importante nombrar también los múltiples llamamientos para desmostar nuestro reconocimiento hacia la labor que están desempeñando en esta crisis colectivos como el sanitario o los trabajadores del sector servicios (dependientas, mozos de almacén, transportistas, basureros, etc.).
Estos días algo microscópico nos recuerda que somos débiles y que dependemos unos de los otros. La crisis sanitaria nos obliga a estar confinados en casa, dándonos también la oportunidad de experimentar nuestro entorno de forma diferente. Es curioso como, en esta situación de colapso y encierro doméstico, las labores productivas se están reduciendo para ceder espacio a diferentes actividades entorno cuidado de nosotros mismos y a los más allegados, algo para lo que normalmente no tenemos tiempo. Esta situación pasará, pero quizás podamos aprender algo de todo esto.