C. Tangana: la arquitectura de chándal y mocasines

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La modernidad líquida de Bauman, se quedó francamente corta o ha caducado.  

Lo contemporáneo se ha licuado tanto que, si hablamos de estados de la materia, ha pasado probablemente a ser gaseoso. 

El trabajo El Madrileño de C.Tangana y Little Spain  ha devuelto un patrimonio estético. Nos ha recordado que esa erótica, esa sensualidad de los espacios que invitan y que provocan un deleite y disfrute de las estancias de la buena arquitectura española, está vigente. Que es posible dignificar una ruralidad abandonada, el auge del racionalismo ibérico de los sesenta, la España cañí: hoy con chándal y mocasines.

Los conflictos solo son explicables desde la complejidad; lo multidisciplinario no sirve si no es transdisciplinario: las visiones en función de un palimpsesto ilustran hasta que ves que las capas no son paralelas; las etiquetas duran semanas y la vigencia de la intuición toma una relevancia científica.

Trato de definir una serie de pautas sobre la base de las cuales, la mayor parte de los oficios se están redefiniendo con urgencia, y el espacio, tanto arquitectónico como urbanístico, no es la excepción. Todo lo contrario, están siendo gentilmente conducidos por una serie de cuestionamientos, remembranzas y usos, que aseguran pistas de una nueva comprensión, o de una nueva implicación de la arquitectura con otras artes.

Antón Álvarez, de Agorazein a C. Tangana

Antón Álvarez, un madrileño nacido en el 90, empieza a hacer música a los 16 años, en ese fervor tan típico del cóctel hormonal de la adolescencia. 

En compañía de colegas y más bien con pocos conocimientos, pero la audacia suficiente para la experimentación crea Agorazein, colectivo que se caracterizará por un gran trabajo estético y lírico.  

Luego, y ya en solitario, llegará su trabajo bajo el pseudónimo de Crema, de donde tomará la “C”, para luego dar a luz a C. Tangana, que no se define simplemente como un artista, como un cantante, sino como la vivencia de un personaje que interpreta Antón (Pucho para los amigos). 

Colabora en temas de su expareja Rosalía, quien hace un par de años sería también un éxito, a diferencia de él, salida de la academia, con una formación brillante e impecable, pero que comparte la excentricidad de una mezcla experimental poco común, yo diría con un propósito de ubicar lo Ibérico, lo español popular dentro de una condición mainstream.

Una ruptura estética, Pop Ur Pussy

Desde una perspectiva no cronológica, los impactos que marcan un referente distinto dentro del arte contemporáneo en el trabajo de C. Tangana empezarán con el tema Pop Ur Pussy.

El videoclip es recreado por el colectivo El Palomar, quienes, a una letra que marca una cierta ambigüedad de género, aportan una estética queer que, claramente, marca una ruptura con la anterior estética de los vídeos de las canciones de C. Tangana, alejándose de un entorno de la estética trap y acercándose a una crítica social de un arte plenamente crítico.

Fotograma del videoclip Pop Ur Pussy de C. Tangana y El Palomar

Fotograma Pop Ur Pussy. Fuente: El Palomar – C. Tangana – Pop Ur Pussy

“La imagen es importante siempre y cuando vaya acompañada de algo más: Tú, por ejemplo, trabajas tu imagen, pero también tu música, tus letras… Además, al colaborar con nosotras, estás añadiendo nuevas capas, no solo por lo visual, sino por lo político que podamos aportar. Aunque vivamos en una época donde las redes sociales hacen uso de la imagen por la imagen, sería un error dar visibilidad a un colectivo frágil y dejarlo expuesto sin las herramientas para defenderse. Pero también por eso estamos conversando”

Diálogo entre el colectivo El Palomar y C.Tanagana

Un nuevo escenario español, Demasiadas Mujeres

Después vendrá el éxito de Demasiadas Mujeres,  8 de octubre del 2020, donde exploran el  entorno de una ruralidad. 

No sé si, exactamente, es el primer encuentro de producción con Little Spain, la marca de Santos Bacana, español en Los Ángeles que claramente echa de menos” lo español” y que recurre a una suerte de tamiz del que solo pasan gotas de identidad. 

En el vídeo, el actor (del personaje) y el productor se juntan en lo que será una construcción de españolidad, a través de la memoria. 

Suenan trompetas de Paso de Semana Santa al abrir una canción que muestra luto y demanda de redención a una letra melancólica romántica de abandono, contrastada con los excesos de “demasiadas mujeres”, que consuelan el dolor y el ruego en una iglesia de rasgos brutalistas, a lo mejor rememorando a Fisac, y empieza la fascinación de la arquitectura como un lienzo en blanco en el cual echar una suerte de cartas, que nos identifican como todo lo que somos y lo que construimos a través de nuestros imaginarios.

Arquitectura Española como referente, El Madrileño

Tú Me Dejaste De Querer: C.Tangana, Niño de Elche y La Húngara

Luego vendrá “Tú me dejaste de querer”. Fraguada en medio de la pandemia, vuelve el recurso del abandono y el olvido con un Madrid vaciado, mientras el personaje nos deja rememorar imágenes de viaje, cuando no se podía viajar, apostando por una manera de mostrar lo imposible. 

Una narrativa desde la altura del Edificio España, de Juan Otamendi, para -entre imágenes de un blanco inmaculado y de soledad- mostrar la ciudad y sus cubiertas, en contraste con la Torre de Madrid, que durante algún tiempo fue el edificio más alto del mundo, hecho en hormigón, símbolo de eso: de lo más alto, del auge y un apogeo de un Madrid que ya no está. 

Los aviones se cruzan en el cielo, para rematar con solos del Niño de Elche con su guitarra flamenca, en un entorno totalmente doméstico de domingo en casa y de juerga con los colegas, y cerrar con “el enchufe” de las Torres Colón, singular proyecto de Lamela para remarcar la identidad de la ciudad más grande del mundo, que no pertenece a nadie, porque todos somos madrileños.

Comerte Entera: C.Tangana y Toquinho

“Comerte entera” es una letra que no desentona con la melancolía romántica anterior, la pena por el pasado inmejorable. 

Dos monjas con su hábito negro, se pasean por la Plaza de Oriente de Madrid, bajo la mirada de los reyes de España, en un gesto que obliga a una profanación de la soledad que se veía antes en el Madrid vaciado. 

La música, algo más calma y lenta…tan serena, diría yo, que se espera un determinado estallido. Pero la canción, el ritmo, da lo justo, y quien explota en un momento es Bárbara Lennie, la protagonista de la historia narrada en el vídeo, que arranca a bailar en uno de los pasillos de la Casa Carvajal. 

Edificio Casa Carvajal en la película La Madriguera de Carlos Saura

Fotograma 1 de Casa Carvajal’. Fuente: La Madriguera de Carlos Saura (1968)

Un escenario que dentro del ambiente conocedor del patrimonio moderno no amerita de explicación. El proyecto más emblemático de Javier Carvajal Ferrer, un proyecto mítico del modernismo español, que sigue ganando con el tiempo, tal es así que si revisamos las imágenes de “La Madriguera”, de Carlos Saura (1968), que fue rodada poco después de haberse terminado la construcción, veremos cómo ha ganado el proyecto con el tiempo y cómo una buena arquitectura es capaz, no solo de ser un estupendo escenario, lienzo en blanco para una historia, sino que con su verde, con la “pátina del tiempo”, otorga carácter a las imágenes. 

Los Tontos: C. Tangana y Kiko Veneno

En “Los Tontos” el papel protagónico se lo lleva el recibidor de “Torres Blancas” de Sáenz de Oiza. Quien sabe la historia sabe que ni hay dos torres ni son blancas: un proyecto que desde su nombre empieza con una metáfora de los lenguajes que continúa enteramente por cada uno de sus rincones. 

Un portero, papel muy popular y español, a quien “le pisan lo fregao”, en el recibidor del edificio. Una pequeña y acogedora catedral blanca de mármol, en la que una mosca en el suelo es capaz de destacar por contraste. 

Dos mujeres mayores con vestuario muy colorido hacen de prólogo a un C.Tangana vestido de rojo, para rematar con una escena de bar, lugar donde la vida española se cuece en su más alta esencia y el mismo bar es usado como escenario de una gran versión del  “Cuándo Olvidaré”, en el que se plantea una perfecta metáfora de lo lírico y lo escénico, al narrar una historia con personajes racializados, en medio de un cóctel de españolidad y rematar con una ruptura del formato. 

La música se detiene para que Imanol Arias (quien nos conecta a través de su protagonismo en “Cuéntame” con una España post dictadura) interprete un emotivo texto extraído de una entrevista a Pepe Blanco, como un homenaje a la copla y verdadera identidad española.

“Creo que la canción española es del pueblo, es racial, es de raza. Y te voy a decir una cosa, cuando he ido a cantar en el extranjero, yo he recorrido el mundo cantando (…), he llorado oyendo cantar a un artista español, porque un inglés no puede cantar un pasodoble, ni un fandango ni una jota. En cambio yo cantaría lo que canta ese gran artista, Sinatra”.

Es, probablemente, en este video, dirigido por Antón, donde se nota como nunca antes su carrera en filosofía. 

Podríamos seguir con el detalle narrativo y las especificaciones proyectuales, símiles con la música rodada en cada videoclip, metáforas de intenciones contemporáneas, pero no hace falta ahondar.

Identidad española

El proyecto artístico del que hablo es una obra contemporánea en la que participa la arquitectura y la identidad española, desde la más alta calidad de trabajo contemporáneo. 

No es una obra musical, no es un trabajo audiovisual, no es una crítica a la, hoy venida a menos, industria del ladrillo poniendo en valor la verdadera esencia identitaria de lo que somos: la realidad de toldo verde, copla, pueblo, moda cañí, pero en pleno siglo XXI. 

Hace mucho tiempo que la arquitectura, más allá de los estudios que se esfuerzan por un trabajo en el oficio desde cualquier nivel de los quehaceres clásicos hasta su total heterodoxia, busca referentes externos, en un pretexto de globalizar la expresión de los espacios y los muestra con una absoluta explicitud que deja poco o nada a la imaginación. 

Los renders, planos y proyectos tienden a una pornografía que lo muestra todo, que lo dice todo y con un lenguaje tan internacional que puede parecer todo, menos español. 

El trabajo El Madrileño de C.Tangana y Little Spain  ha devuelto un patrimonio estético. Nos ha recordado que esa erótica, esa sensualidad de los espacios que invitan y que provocan un deleite y disfrute de las estancias de la buena arquitectura española, está vigente. Que es posible dignificar una ruralidad abandonada, el auge del racionalismo ibérico de los sesenta, la España cañí: hoy con chándal y mocasines.

Update

Poco antes de terminar la redacción de este artículo, The Parrots (grupo madrileño) lanzó el vídeo de su tema Maldito (producido por Canada), donde C. Tangana protagoniza el papel de mendigo, en una deriva con sus compañeros, cobijados del paisaje arquitectónico de Madrid y, como no, matizado de folclore contemporáneo.