Entrados en los primeros veinte años del siglo XXI, con una lista de objetivos por cumplir y una inesperada pandemia en curso, no podemos dejar de lado uno de los principales desafíos de nuestro tiempo: la emergencia climática. Esta realidad compete lo social, lo político y económico en todas sus formas de manifestación y producción. La arquitectura es parte de este engranaje y con un gran impacto ambiental, lo demuestran los datos: en el 2019 el sector de la construcción y edificación causaron el 38% de las emisiones globales de CO21.
Gráfica del consumo de energía por sectores y emisiones de CO2.
Sobre la mesa tenemos la Agenda 2030 y los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) como instrumento guía. De los 17 objetivos, el número 11 “Ciudades y comunidades sostenibles” pesa sobre la arquitectura y el urbanismo, ámbitos de producción responsables de gran parte de la planificación y construcción de las ciudades. Basados en los datos de emisiones en el sector que nos incumbe y partiendo de la premisa del objetivo 11 de los ODS: “lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles”2, nos preguntamos qué se está haciendo desde la arquitectura para afrontar semejante desafío.
Sabemos que hay una gran cantidad de profesionales de la arquitectura y el urbanismo enfocados en integrar la sostenibilidad en los proyectos, la cuestión es que la sostenibilidad no es un concepto aislado que refiere solo a los resultados. Se trata de una cadena de producción que inicia con la ética profesional y sigue con los recursos humanos y la fuerza laboral implicada, con la fuente de los recursos materiales y de la energía utilizados, la correspondencia con políticas éticas, eficientes, trasparentes y coherentes con las actuales necesidades ambientales y ciudadanas. No se trata de recitar palabras al viento o de utilizar un eslogan para hacer más “eco” una propuesta, hay una implicación ético-profesional que es responsable de vigilar y actuar de forma coherente para responder a la catástrofe que se nos viene encima. El urbanismo es una forma de política y la arquitectura da forma a esas políticas.
Indice de contenidos
“Architects Declare”
Reino Unido fue el primer país en declarar la emergencia climática en mayo del 2019, seguido por otros países del mundo, entre ellos España. En diciembre de 2020 la ONU pide “a todos los países del mundo que declaren el estado de emergencia climática”, a propósito del quinto aniversario del Acuerdo de París (2015) y el reingreso del EEUU. Sin embargo, los compromisos por parte de los gobiernos no son suficientes si no se reducen las emisiones a la mitad, y por otra parte se requiere el trabajo comprometido y conjunto de todos los sectores productivos, entre los cuales el sector de la construcción.
En la línea con la declaración del estado de emergencia climática en el Reino Unido, se crea en mayo de 2019 la organización sin fines de lucro Architects Declare, a la que diversos equipos de profesionales del sector de la arquitectura han adherido su firma. La organización se ha multiplicado en diversos países del mundo con la intención de crear una comunidad internacional enfocada en poner en marcha estrategias de sostenibilidad, investigar nuevas técnicas de diseño e intercambiar conocimientos, informar y sensibilizar a la comunidad, facilitar herramientas y promover un cambio en la práctica y producción de la arquitectura.
Sahara Forest Project. Fuente: www.exploration-architecture.com
¿Qué hacen algunos de los arquitectos que se declaran por el clima?
En una entrevista a uno de los fundadores de Architecs Declare, el arquitecto Michael Pawlyn del estudio exploration habla sobre la biomimetización como modelo de proyección para edificios de bajo consumo energético, que viene a ser un nuevo modelo de diseño sostenible que permite “un ahorro sustancial de recursos en cuanto a estructuras y cerramientos”. Pone como ejemplo el proyecto Biomimetic Office, propuesto como un nuevo “paradigma del diseño biomimético”, que pretende ser el primer edificio con menor impacto energético del mundo en cuanto a la gestión de recursos para reducir los costes de energía aplicados en el diseño de la iluminación y el uso de materiales. Otro proyecto del mismo estudio basado en el diseño biomimético es el Sahara Forest Project, que supone una gran apuesta de regeneración ambiental para reforestar, proporcionar agua, producir alimentos, energía limpia y empleos en áreas desérticas.
Biomimética, una ventana al presente
La biomimética es una ciencia que estudia la naturaleza y trata de emularla para crear nuevas tecnologías aplicadas a la solución de problemas a través de procesos basados en la química y en sistemas mecánicos. En el campo de la arquitectura, se aplica en el diseño de materiales, estructuras e instalaciones, un ejemplo es el Eastgate Centre en Harare, Zimbabue, un edificio capaz de autorregular la temperatura imitando el nido de las termitas. El término fue acuñado por la escritora en ciencias naturales Janine Benyus en su libro Biomímesis: Innovaciones inspiradas por la naturaleza (1997), en donde desarrolla la tesis de la emulación de la naturaleza para mejorar y llegar a la sostenibilidad en procesos productivos, la planificación de recursos y el diseño arquitectónico y urbano.
Paper Log House, Kobe. 1995. http://www.shigerubanarchitects.com
Arquitectura de emergencia
Aunque la arquitectura es un servicio, la forma más evidente de arquitectura al servicio de las personas es cuando resuelve una necesidad de protección en situaciones de emergencia en casos de eventos naturales, catástrofes o conflictos armados.
Uno de los arquitectos más conocidos en la solución de emergencias es Shigeru Ban, autoproclamado “el único arquitecto que construye edificios de papel”. Conocido, entre otras muchas obras, por la Paper Log House, íntegramente realizada con tubos de papel y proyectada come refugio para los afectados del terremoto de Kobe de 1995. Ban empezó a trabajar con tubos de papel como elementos estructurales desde los años ochenta, después de experimentar con el material y tratarlo hasta que resultara impermeable e ignífugo.
Además de la cuestión innovativa en cuanto al uso del material y en respuesta a necesidades puntuales, el sentido ético de su práctica refiere poner la arquitectura al servicio de la comunidad; desde el punto de vista técnico representa la innovación en diseño y de materiales para estructuras que resuelven un problema en situaciones extremas.
He querido concluir con una breve cita a la arquitectura de emergencia para incidir en que la emergencia es ahora, el cambio climático traerá más catástrofes naturales de las que hemos podido evidenciar.
La arquitectura de emergencia es una forma de acercarnos a las posibilidades constructivas para solucionar de forma inmediata una necesidad de refugio, pero su reiterada aplicación en medio del actual escenario climático es también el aviso de que debemos cambiar el paradigma constructivo.
Tenemos la tecnología a favor, profesionales, organizaciones y ciudadanos disponibles, tenemos una Agenda con 17 objetivos bien identificados y un despliegue de indicadores para seguimiento y monitorización, con pautas de acción. Los datos no mienten, la naturaleza nos avisa y toca trabajar contra reloj, pero todo esfuerzo se trunca si la maquinaria política, además de pactos internacionales, no se compromete de forma responsable en activar medidas efectivas para disminuir las emisiones de CO2.
“Nuestros problemas no están en la tecnología, sino en la política”. Doug Henwood
Sabrina Gaudino Di Meo | Arquitecta | @gaudi_no
Notas:
- “2020 Global Status Report for Buildings and Constructions”, visto en: https://globalabc.org/news/launched-2020-global-status-report-buildings-and-construction
- “La Agenda 2030 y los 17 ODS”, visto en: https://reds-sdsn.es/que-hacemos/objetivos-de-desarrollo-sostenible