Alejandro de la Sota, profeta en su tierra

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Hace unas semanas conocíamos la noticia de que la Real Academia Gallega de Bellas Artes decidía nombrar al arquitecto Alejandro de la Sota académico de honor para la celebración del “Día de las Artes Gallegas” de 2018.

“Sin duda puede y debe ser considerado una de las personalidades gallegas más influyentes del siglo XX y, probablemente, el más notable de entre los arquitectos españoles de la segunda mitad de ese siglo.”

Un referente del gremio

Entre los arquitectos españoles es, sin duda, un referente. Ha recibido numerosos y prestigiosos premios a lo largo de su vida e incluso después de ella. Sin embargo, su trayectoria profesional ha sido bastante singular.

Con poca obra construida, alejado de los círculos teóricos y académicos que frecuentaban los arquitectos considerados “exitosos”, prefería charlas distendidas con unos pocos amigos y estudiantes, entre los que se encontraba más a gusto.

“A partir de su salida forzada a comienzo de los setenta de la Escuela de Arquitectura de Madrid, donde había sido profesor  17 años, se enclaustró más aún en casa y en su estudio.” José de la Sota Rius

La mayoría de sus obras son el resultado de premios en concursos públicos o del encargo de amigos y familiares. Gracias a ellos podemos disfrutar en Galicia de varias de sus obras, especialmente en Pontevedra, en donde se concentran la mayoría, como el edificio del Banco Pastor o el pabellón municipal de los deportes.

Polideportivo Pontevedra Fund AdlSota alejadrdo de la sota

Alejandro de la Sota nace en Pontevedra en 1913 y, gracias a sus dotes para el dibujo y para las matemáticas, terminará cursando en Madrid la carrera de Arquitectura. El trabajo primero y la familia después, hacen de esta ciudad su hogar hasta que fallece en 1996.

Unos años antes comenzaba yo la carrera en la Escuela Técnica de A Coruña, donde daban clase algunos de sus discípulos. Desde el principio, estuvo ahí; mi primer contacto con la “Arquitectura” fue a través de sus obras.

Al tiempo que estudiábamos matemáticas, geometría y dibujo en el primer curso, debíamos analizar y desmenuzar algunas de sus obras. Aprender a interpretar sus planos, redibujarlos y reconstruirlos a través de rudimentarias maquetas fue de lo más interesante.

Casa Arvesú

Recuerdo la complicación de dibujar a lápiz y a tinta las curvas de la “Casa Arvesú”, ya entonces desaparecida. La primera vez que vi los planos no salía de mi asombro… Era muy diferente a todo lo que conocía. Después de unos meses trabajando con ellos, decoraban las paredes de mi habitación cual pósters de estrellas del pop.

Casa Arvesu Fund AdlSota

Casa Arvesu Fund AdlSota

También recuerdo la emoción de la primera visita a la “Casa Domínguez” en A Caeira, Pontevedra, donde sus pacientes parientes siguen recibiendo las visitas de amantes de la arquitectura en continua peregrinación.

Casa Domínguez

Pocos años después de su muerte, se celebró un emotivo acto  en su recuerdo en la Escuela de Arquitectura de A Coruña. Nuestros profesores, antiguos alumnos y discípulos, rendían homenaje no solo al profesional, sino a la persona que habían conocido. El cariño y admiración que se transmitía en los relatos compartidos nos llamó la atención, acostumbrados cómo estábamos a la feroz crítica profesional.

Recientemente se celebró en Vigo la jornada “…a propósito del Manolo Gallego”, organizada por la Editorial Scalae y dirigida por Félix Arranz. Casualmente, Manolo Gallego ha sido galardonado como académico de honor de la Real Academia Gallega de Bellas Artes en la pasada convocatoria.

En la palestra coincidieron cinco grandes arquitectos españoles que (¿casualmente?) comenzaron su andadura profesional en el estudio de Alejandro de la Sota. Así, junto a Manolo Gallego se sentaron: Juan Navarro Baldewerg, Víctor López Cotelo, Josep Llinás y José Manuel López Peláez. Durante la charla se hizo referencia, en varias ocasiones, al maestro; a su rigor y a su sabiduría. Se referían a él como un “maestro socrático, un experto que formulaba preguntas, más que soluciones dogmáticas”.

Josep Llinás, arquitecto que le conoció bien en las últimas décadas, habla de su arquitectura como de “pasatiempo”, es decir del juego intelectual que supone la resolución mental de problemas con muchas variables.

Desde el momento inicial en que el arquitecto se enfrenta al proyecto en su cabeza, con su papel y su lápiz, con toda las incógnitas abiertas; el hacer arquitectura se va espesando, “cosificando” con la intervención y el acuerdo con otros, con la materia misma y sus cálculos de resistencia, con las normativas, con la opinión de los colegas de profesión que te observan, con la cambiante opinión del cliente o interesada del constructor.

Del impulso original, del disfrute por resolver, poco queda ya entonces y suele la melancolía o la soberbia invadir a los arquitectos. José de la Sota Rius “Semblanza de Alejandro de la Sota por uno de sus hijos” 2016

Me gustó siempre hablar de Arquitectura como divertimento; si no se hace alegremente no es Arquitectura. Esta alegría es, precisamente, la Arquitectura, la satisfacción que se siente. La emoción de la Arquitectura hace sonreír, da risa. La vida no. Alejandro de la Sota

Junto a sus obras más reconocidas como el gimnasio para el Colegio Maravillas en Madrid, el Gobierno Civil de Tarragona o sus singulares viviendas unifamiliares, existen otras obras de menor alcance en las que puso el mismo empeño y dedicación. Al comienzo de su carrera trabajó como funcionario en Correos, puesto al que volvería años después, etapa que su hijo describía así:

Coger un mal local y adecentarlo con poco presupuesto para unas oficinas oficiales, era un trabajo poco atractivo incluso para un recién salido de la Escuela. La verdad es que nunca se quejó de esto. Muchas veces le llevamos de “visita de obra” por aquellos pueblos y disfrutaba dándole la vuelta a aquellas oficinas mugres, diseñando el mostrador o la sala de espera, los apartados de correos o la barandilla de entrada con el mismo interés que si fuera un gran edificio. José de la Sota Rius 2016

Resulta difícil encontrar profesionales o amantes de la arquitectura que cuestionen sus obras y en contra del dicho de que “nadie es profeta en su tierra” es en Galicia donde sus edificios son de los más estudiados y publicados de nuestra arquitectura moderna.

Premios y publicaciones de Alejandro

Si bien ha recibido importantes premios a nivel nacional por sus obras de arquitectura, también en “su tierra” ha sido reconocido con varios galardones (en 1985 recibe el Premio Ciudad de Pontevedra, el “Pazo de Prata” de la Universidad de A Coruña en 2008…) y se han realizado numerosas publicaciones sobre su obra apoyadas por instituciones y organismos culturales gallegos como la realizada por la Consellería de Cultura y el Colegio de Arquitectos de Galicia en 1990: “Alejandro de la Sota, Arquitecto (Debuxos e proxectos)“; la del arquitecto José B. Rodríguez Cheda: “Alejandro de la Sota. Construcción, Idea y Arquitectura” publicada por el Colegio de Arquitectos de Galicia en 1994 o la de Pedro de Llano: “Alejandro de la Sota. O nacemento dunha arquitectura” publicada por la Diputación Provincial de Pontevedra en 1995.

También ha sido requerido en numerosas ocasiones para dar conferencias y debatir sobre Arquitectura. No podemos dejar de hacer referencia a la conferencia que, con el título: “Alejandro de la Sota. Sencilla justificación de su obra” pronunció en 1986 en la Universidad de A Coruña formando parte del curso sobre “Alternativas periféricas al Movimiento Moderno” que puede verse en el siguiente enlace de la Fundación Alejandro de la Sota.

Fundación Alejandro de la Sota

Su vocación por la enseñanza y su intención de acercar su obra y pensamiento a estudiantes, investigadores y arquitectos, llevó a sus herederos a crear, en 1997, la Fundación Alejandro de la Sota con el objetivo de conservar y difundir su obra.

Su nombramiento como académico de honor de la Real Academia Gallega de Bellas Artes se produce con el despertar de una profesión que, tras la pérdida de una de sus obras: la “Casa Guzmán” (demolida, sorprendentemente, por el hijo de su promotor), se levantó en pleno para denunciar tal atrocidad y solicitar al gobierno medidas de protección para el patrimonio arquitectónico moderno.

En este sentido, también hay que celebrar estos días la aprobación de la primera Ley de Arquitectura en Cataluña, teniendo entre sus objetivos el de dar a conocer a la sociedad el valor la Arquitectura Moderna y Contemporánea. No podía terminar este pequeño homenaje sin pedirle a Nacho*, mi caricaturista de cabecera, que me permita acompañar este texto con una caricatura de Alejandro de la Sota, aficionado también a dibujar a cuantos se le ponían por delante.

Son muchos los compañeros y amigos arquitectos que tienen esta costumbre, esta virtud. Mientras algunos tomamos notas escribiendo o dibujando datos e ideas, ellos, además, no pueden dejar de retratar a la persona de la que parte la información.

Muchas veces junto al croquis de la barandilla o del encuentro entre la ventana y el muro, aparece una caricatura del interlocutor a quien explica el detalle. Porque desde la infancia, junto a la música, el hacer caricaturas fue otra constante en su vida. José de la Sota Rius 2016

Alejandro de la Sota es uno de los grandes maestros de la arquitectura española. La moderna racionalidad de sus obras desprende esa atemporalidad propia de los maestros clásicos.

Cada vez más personas, no sólo arquitectos o eruditos en la materia, conocen y valoran las cualidades de sus obras. Es un gusto reconocer en Alejandro de la Sota un gran arquitecto y un profeta en su tierra.

Susana Rodríguez Carballido | Arquitecta

*Nacho Pascual es arquitecto, profesor y miembro del equipo de asesorArq.

*La mayoría de las fotografías utilizadas en este artículo han sido obtenidas a través de la Fundación Alejandro de la Sota, otras son propias.